Corría la tarde del martes, un día antes de que el bitcoin tocara su nivel mínimo en 18 meses. Elisa Caletti escapó de la lluvia que azotaba afuera entrando a la Bitcoin Embassy, ubicada en la Roma Norte de Ciudad de México. La “embajada” (un bar temático de cripto, no una institución diplomática) es el hogar de uno de los pocos cajeros automáticos que toman bitcoin en la zona. A pesar de su desplome, Caletti no fue para sa vaciar sus cuentas de bitcoin: estaba hodleando.
“Siempre hay caídas”, dijo Caletti a Rest of World. “No siempre va a estar hasta arriba”. Usó el cajero para retirar un poco de efectivo y salió el bar a esperar un auto. Se paró al lado de un pizarrón con el dibujo de un astronauta estampado con el símbolo del bitcoin y montado sobre un cohete, estilo Dr. Strangelove. Debajo, una frase en inglés: “See you in the moon”.
De noviembre a hoy la capitalización de mercado de todas las criptomonedas ha caído un 200%. Mientras los inversores especuladores de Estados Unidos observaron horrorizados, la respuesta en América Latina fue un poco distinta. Allí, estas monedas crecieron mucho en los últimos dos años. Los activos riesgosos ofrecen una propuesta de valor única para le región, que está hace tiempo asediada por inestabilidad económica y mercados de capital cerrados. Los criptoemprendedores y criptoentusiastas, acostumbrados a la volatilidad o la exclusión, tienen una mirada más optimista de la caída.
“Algunos países observan los mercados a la baja como una gran tragedia”, dijo Carlos Mijares, un diseñador gráfico y usuario de criptomonedas caraqueño de 25 años. “Nosotros vemos y vivimos en una economía desde la resiliencia”.
Omid Malekan, un experto en cripto y profesor en la Columbia Business School, dijo que la histeria por la caída desde Estados Unidos ignora la diversidad de realidades a lo largo del planeta, donde las personas no tienen acceso a sistemas bancarios estables o a dólares estadounidenses. “Cuando los expertos, acedémicos y gente como Warren Buffett en los EE.UU. critican a las cripto y a bitcoin, en general vienen de una postura muy privilegiada, por no encontrar un término más adecuado”.
Hacia fines de 2021 bitcoin estaba en auge. También lo estaban otros proyectos cripto en América Latina. En México, Bitso se convirtió en el primer unicornio cripto de la región en mayo de 2021. Unos meses más tarde, en septiembre, El Salvador fue el primer país en adoptar el activo bitcoin como moneda de curso legal (aunque con limitado éxito). Y, según el índice global de Chainalysis 2021, Venezuela, Argentina, Colombia y Brasil estuvieron entre los 15 países con mayor adopción de cripto.
Como dijo a Rest of World el economista venezolano Aarón Olmos del IESA, los latinoamericanos se volcaron a las cripto como una manera de surcar la inestabilidad de sus economías. Según las encuestas que realizó con usuarios de cripto venezolanos, dijo que la respuesta más común fue “prefiero tener un activo digital cuyo precio sube y baja, a una moneda cuya única tendencia real es a la baja dada la política económica”.
Tanto Venezuela como Argentina, que tienen altos índices inflacionarios, son buenos ejemplos de ecosistemas financieros donde las cripto pueden ser más atractivas que las opciones del Estado. Un inversor privado y usuario cripto de Venezuela que habló de forma anónima, porque discutir sus opiniones financieras personales pondría en riesgo su trabajo, describió a las cripto como “la mejor opción hasta ahora” frente a la inestabilidad del bolívar y la escasez local de dólares en su país. La inflación en Venezuela llegó a 686.4% en 2021.
“Tener bitcoin todavía es mejor que tener pesos.”
Eso no significa que los inversores latinoamericanos hayan salido ilesos. El colapso de proyectos de alto perfil como Terra y Celsius afectó a los inversores, las compañías y los gobiernos. Bitso despidió a más del 10% de sus empleados y la argentina BuenBit al 45%. La administración presidencial de Nayib Bukele en El Salvador perdió un estimado de $50 millones de dólares en bitcoin.
Cinco traders que eligieron proyectos riesgosos como Terra y Anchor protocol, que ofrecían intereses demasiado buenos para ser ciertos, dijeron a Rest of World que perdieron gran parte de sus ahorros.
Yeibert Godoy, de 26 años, vive en Caracas y empezó a trabajar durante la pandemia para una compañía que mina bitcoin en Venezuela. Le pagan su sueldo en Tether, una stablecoin que se equipara uno a uno con el dólar estadounidense. A pesar de que Tether mantuvo su valor durante la caída, Yeibert vio el colapso de otras criptomonedas, especialmente TerraUSD (UST), con inquietud.
“Debo confesar que la caída de UST ha despertado en mí algo de desconfianza”, dijo a Rest of World. “En el sentido de que existe la posibilidad de que en algún momento ya no funcionen como reserva de valor para protegerse de la volatilidad”.
La caída también resaltó algunas divisiones al interior de la comunidad cripto entre ideólogos libertarios, ahorradores pragmáticos y estafadores.
Roberto Conte, un emprendedor mexicano que trabaja en un instrumento de préstamo de bitcoin llamado Kuze, describió la condena de Terra como “una maquinaria Rube Goldberg disparatada”. A pesar de los riesgos, dijo que la gente en situaciones financieras precarias está propensa a caer en proyectos peligrosos. “Sobreviven de la manera que pueden”, dijo. Predijo que la volatilidad de los últimos tiempos, sumada a las grandes pérdidas, espantará a mucha gente. “La adopción va a retroceder”, predijo. “Pero va a dejar enseñanzas sobre el dinero e inversiones”.
Lorena Ortiz, la directora de la Bitcoin Embassy en Ciudad de México, reconoció la angustia por la que está pasando la gente, pero culpó las pérdidas a la ausencia de educación financiera. “El problema es que muchas veces esa carencia y esa ignorancia los empuja, por ejemplo, a esquemas Ponzi o estafas, bajo la promesa de hacer mucho dinero más rápido y sin esfuerzo”, dijo.
Para Ortiz, quien entró al mundo cripto en 2017, bitcoin es mucho más que su precio: representa una forma de autonomía financiera que los activos como el peso mexicano, que tienden a la devaluación, no representan.

Para algunos traders argentinos, donde el gobierno anunció una inflación mensual del 5.1% y una estimación anual por arriba del 70%, opinan que bitcoin todavía es una opción estable.
“Si sos de Argentina, tener bitcoin todavía es mejor que tener pesos”, dijo Federico Sánchez, fundador de Kripton Market, un exchange local de cripto. Su oficina está en Espacio Bitcoin, un coworking y espacio de eventos dedicado a las criptomonedas que está justo a unas cuadras del distrito financiero porteño. Sánchez ve esta caída como una oportunidad para que los proyectos como el suyo se promuevan luego de meses de bajas rampantes. “Una caída en el mercado significa que se van a ir los especuladores, es el momento perfecto para crear”, dijo a Rest of World.
Malekan, el profesor de Columbia, dijo que en América Latina la propuesta de valor de las criptomonedas como una alternativa a la infraestructura económica va a sobrevivir al desplome. “La tendencia va a continuar independientemente de lo que hagan los precios”, dijo.
Conte, el emprendedor de criptos mexicano, fue más contundente. “Lo que está pasando en América Latina es que hay una supervivencia del más fuerte”, dijo. “Y los más fuertes son aquellos quienes entienden el valor de pensar a largo plazo y en la estabilidad”.
Bajo el seudónimo “Elmer Curio” en Twitter, un trader de 19 años argentino dijo que se siente igual. Empezó a invertir su dinero en Terra porque ofrecía el mejor interés pero, cuando colapsó la moneda, perdió todos sus ahorros: $166 dólares. “Me sentí muy mal por unos días [pero] no he cambiado de opinión”, dijo a Rest of World. “Solo tengo más cuidado en en qué invierto mi dinero”.
Algunos no fueron tan optimistas. Un venezolano, padre de dos hijos que perdió gran parte de sus ahorros en el desplome dijo a Rest of World que estaba muy avergonzado como para decir más al respecto, por miedo de seguir afectando a sus familiares.