Detrás de la Cordillera de los Andes, en el extremo de América del Sur, y lejos del Silicon Valley y los centros de negocios asiáticos; la revolución de las startups de Chile está llamando la atención de los fundadores del mundo. Los emprendedores indios están llegando a las costas chilenas, atraídos por su ambiente favorable para los negocios, su pericia tecnológica y sus incentivos gubernamentales. 

“Chile ofrece una variedad de oportunidades para startups asiáticas y de otros países en distintos estados de desarrollo”, dijo Gerardo Alonso Velasco Baratawidjaja, Presidente de la Cámara de Comercio Chile-ASEAN. “Hay un mercado estable y más chico, propenso para probar y crear pilotos de productos y servicios; sumado a un ámbito de negocios amigable y un panorama de consumidores competitivos, donde muchos tienen ingresos disponibles para gastar.”

Esto generó que llegaran a Chile todo tipo de startups indias en los últimos años: desde la firma de servicios de data Evalueserve hasta Toolyt, una asistencia personal basada en IA. De acuerdo con cuatro emprendedores de India que se mudaron a Chile y hablaron con Rest of World, el país es un modelo de mercado ideal para probar productos e ideas, ya sea como puente para el mercado de Estados Unidos o para expandirse a lo largo de América Latina. 

Fundadores de India que buscaron hacer su fortuna en Chile incluyen a Priyanka Srinias y Sasikanth Chemalamudi, quienes crearon The Live Green Company (LGC) en 2019. La empresa de tecnología alimenticia busca producir comida saludable y basada en plantas usando inteligencia artificial, biotecnología y machine learning. 

Fueron muchos los factores que hicieron que Chile fuera el lugar ideal para armar LGC, dijo a Rest of World Srinivas, quien se mudó a Santiago en 2018. “El país tiene muchos acuerdos de libre comercio y un mercado minorista parecido al de Estados Unidos”.

En agosto de 2020, LGC había recaudado un capital semilla de un millón de dólares. A partir de ese crecimiento se expandieron a Perú y Estados Unidos. Luego recaudaron $8 millones de dólares en una segunda ronda y se relocalizaron en Boston.

LGC también se benefició de haber sido parte de la incubadora Start-Up Chile, creada en 2010 y administrada por la organización gubernamental Corporación de Fomento de la Producción (CORFO). CORFO ha apoyado a más de 2,000 compañías en ciernes, ayudando a más de 4,500 emprendedores de 85 países. Provee de inversiones equity free y mentorías para startups con el objetivo de volver al país un centro de innovación, mientras que atrae inversión extranjera e incrementa la competencia en los mercados locales. 

Hoy por hoy, Start-Up Chile tiene 12 empresas indias haciéndose un lugar en los ámbitos de software, biotecnología y gaming. El programa ha tenido muchos fundadores indios en el pasado, pero ha crecido mucho en los últimos años, de acuerdo a Start-Up Chile y otros líderes de la industria que hablaron con Rest of World. 

La integración en mercados internacionales es importante para aquellos que buscan una plataforma a partir de la cual escalar. “En gran parte, el desarrollo económico de Chile está basado en la internacionalización del país”, dijo Álvaro Echeverría, director de la Cámara de Comercio Asia-Pacífico de Chile. “En este contexto, el papel de Asia fue valioso y el comercio entre Chile y la región ha crecido significativamente en los últimos años”. 

India y Chile han ido estrechando lazos en específico gracias a un acuerdo comercial que existe entre ambos países desde 2006, que se amplió en 2016. 

Desde entonces, muchas grandes empresas indias tienen presencia en Chile, incluyendo Tata Consultancy Services, Infosys y Polaris Group. Otros se están mudando: ManageEngine, la rama informática empresarial del gigante indio Zoho Corporation, se instaló en Chile; y el gigante agroquímico indio UPL adquirió la empresa chilena IngeAgro en septiembre de 2020.

“Veo estructuras e ineficiencias similares en Latinoamérica y en India, así que las soluciones que encontramos en India funcionan aquí también”.

“Chile es una plataforma ideal para escalar y expandirse al resto de la región a través de sus redes comerciales diversas, instituciones financieras y legales sólidas, y su burocracia navegable”, dijo Velasco Baratawidjaja, de la Cámara de Comercio Chile-ASEAN. 

Robin Kanattu Thomas, un joven de 24 años oriundo del estado indio de Kerala forma parte de StartUp Chile. Llegó a Sudamérica en 2019 cuando aterrizó en Santiago con Astrek Innovation, su empresa de prótesis y rehabilitación. Pero en lugar de usar el país como plataforma para llegar al mercado estadounidense, Thomas ve a Chile como un portal hacia Latinoamérica.

Thomas recibió alrededor de $40,000 dólares de Start-Up Chile, pero dice que el apoyo que recibió en materia de negocios fue aún más valioso. “Yo era muy joven cuando empecé en Chile, tenía solo 22 años”, contó a Rest of World. “Así que tener mentores y consejos de personas que conocían el terreno fue invaluable”.

Aunque Thomas tuvo que volver a India por la pandemia, se mantiene en contacto constante con sus mentores de Start-Up Chile y planea continuar trabajando en Latinoamérica en cuanto consiga las licencias apropiadas para sus productos.

Asha Joshi llegó a Santiago en la cohorte 2020 de Start-Up Chile con Thinkin, su plataforma de aprendizaje de lenguas. Aunque el 80% de las ganancias de la empresa viene de Europa central y del oeste, su sede central está en Chile. Asha dice que valora el fuerte ecosistema de emprendimiento del país y la diferencia horaria con Europa, que permite que los bugs sean reparados durante el horario nocturno europeo.

“No son solo las incubadoras, sino también el público general”, dijo. “Las startups son muy respetadas en Chile y lo vemos en la gran cantidad de estudiantes que hicieron el beta-testing de nuestra tecnología y continúan ayudándonos a mejorar el backend”.

El ingeniero Roushan Dehury de Bengaluru está considerando si mudar su startup Pronto a Chile o a Perú en cuanto se haya consolidado en el mercado indio. “India es un mercado de startups muy competitivo”, dijo. “Puedes pensar que tu idea es original, pero cuando miras alrededor empiezas a ver las mismas cosas en todas partes”.

Dijo que el mercado poco colmado de Latinoamérica (y de Chile en particular) es una opción más atractiva que África o el sudeste asiático, por el ambiente de regulación estable y el apoyo gubernamental.

“Veo estructuras e ineficiencias similares en Latinoamérica y en India, así que las soluciones que encontramos en India funcionan aquí también”, dijo.

Dehury afirmó que su startup, enfocada en habilidades de micromanagement, tiene buenas posibilidades de tener éxito en Latinoamérica, dados los desafíos técnicos similares entre regiones. Aunque es consciente de que, a pesar de las similitudes, el mercado indio y el latinoamericano pueden diferir de formas importantes e incómodas.

Velasco Baratawidjaja dijo que incluso si los fundadores se van de Chile, el país se beneficia a largo plazo. Por ejemplo, aunque los fundadores, los fondos y el foco de LGC están puestos principalmente en EE.UU., la startup mantiene un equipo de 18 personas en Chile.

“La presencia de su producto en el mercado local, las respuestas positivas de inversores locales y fondos que invirtieron en ellos, los empleos creados, el ánimo dado a otros para seguir sus pasos, y si alguna parte de su cadena de suministros utiliza productos o servicios chilenos; todas estas cosas benefician a Chile a la larga,” Velasco Baratawidjaja.

Joshi, el emprendedor de estudios de lenguas, dijo que los emprendedores indios que llegan a Chile podrían ser algo positivo: “Estamos agregando una empresa al mapa chileno.”

“Creo que a causa de la madurez del sector tecnológico en India, los emprendedores indios pueden traer ideas y experiencia técnica que continúe reforzando la posición de Chile como el Silicon Valley de Sudamérica.”